Una detallada trayectoria por el devenir de esta bebida en México
Apuntes para la historia de la cerveza en México detalla el devenir de esta bebida en el país, desde su arribo al Nuevo Mundo, los intentos para su fabricación y su poca aceptación en la época novohispana
La historiadora María del Carmen Reyna, autora del libro, refiere que el rey Carlos V dio la autorización, en 1542, para que en la Nueva España se pudiera elaborar cerveza
Pocos saben que el origen de la cerveza se remonta a nueve mil años, en el Oriente Medio, en la región que hoy ocupa Irak, donde era fabricada por los sumerios. A partir de entonces emprendió un largo viaje que, durante varios siglos y numerosos experimentos, la llevarían a perfeccionar su sabor y calidad. Hoy, es una de las bebidas predilectas a nivel mundial, particularmente entre los mexicanos, lo que ha colocado al país en el décimo lugar en el consumo de cerveza.
La historiadora María del Carmen Reyna, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), recorre en el libro Historia de la cerveza en México el azaroso camino de esta bebida en el territorio americano; desde su llegada al Nuevo Mundo tras la conquista española, los primeros intentos para su fabricación, la difícil etapa de aceptación durante la época novohispana, y su posterior consolidación durante el siglo XX, tanto en el gusto como en una floreciente industria mexicana.
En el volumen, editado por el INAH, la especialista de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) señala que aunque la cerveza no necesariamente fue la primera variedad de bebida fermentada que llegó al paladar humano, sin duda fue una de las más antiguas y hoy es, quizá, la más popular del mundo.
Luego de indagar en numerosos archivos, la autora refiere que fue en 1542 cuando el monarca Carlos V autorizó que en la Nueva España se pudiera elaborar cerveza, misma que se producía en una fábrica establecida en Amecameca, que dirigía el español Alfonso de Herrera.
“Traían maestros cerveceros europeos para poder hacerla, que tenían la habilidad, práctica y experiencia necesarias. Esta primera cervecería permaneció alrededor de cuatro o cinco años, pues no tenía las condiciones para subsistir. Además, las primeras cervezas salían muy caras y, por lo mismo, la producción era mínima. Por ello, se decidió mejor traerla en barcos, pero este transporte debía tener ciertas condiciones para que la bebida no se echara a perder”.
La investigadora del INAH relata que cuando México se independizó, llegó una ola de inmigrantes europeos y estadounidenses que preferían la cerveza al pulque —que era una de las bebidas principales en el país—, porque éste les parecía que no tenía sabor.
“En la primera mitad del siglo XIX, los europeos empezaron a establecer fábricas artesanales, pero tenían que traer maestros cerveceros para poder elaborarla, a quienes se les pedía firmar un contrato en el que se establecía que no debían enseñar aquí la técnica porque era algo casi secreto. En Europa, desde la Edad Media, los que habían adquirido una práctica excelente para elaborar cerveza eran los monjes, inclusive algunas marcas tenían el nombre de los monasterios donde se producía”.
María del Carmen Reyna refiere que las primeras cerveceras se establecieron en la Ciudad de México, preferentemente cerca de algún río, porque se utilizaba mucha agua para elaborar la bebida. Sin embargo, no prosperaron porque debían importar el lúpulo, una especie de planta que traían de Europa, de la cual se utiliza la flor hembra sin fecundar. De Estados Unidos venía la cebada pero no tenía la calidad suficiente, por lo que en México se empezó a cultivar este cereal.
“No sé si en México se cultive el lúpulo, a lo mejor aún tienen que traerlo de Europa. Éste es el gran secreto de la cerveza, lo que le da su sabor, aunque se necesita mucha experiencia y conocimientos para que adquiera un sabor exquisito”, refirió la historiadora María del Carmen Reyna.
Una de las primeras cervecerías se estableció en lo que hoy es la calle Revillagigedo, a cargo de la familia Cantolla, procedente de España, pero no tuvo éxito. Otra más se instaló en el Ex Convento de San Agustín, ubicado en Isabel la Católica y República de El Salvador, cuyo terreno abarcaba toda la manzana y para hacerse de recursos, rentaba una parte a la cervecería, que permaneció abierta de 1829 a 1861, cuando se hizo la desamortización de bienes eclesiásticos y se cerró el establecimiento.
Otra fábrica se instaló en el Hospicio de Pobres, ubicado en Balderas y avenida Juárez, que también arrendó una parte de su terreno porque necesitaba recursos para la atención de huérfanos y enfermos. Una ventaja que tenía el hospicio es que poseía mercedes de agua, y eso permitía a los productores contar con el recurso suficiente para elaborar la cerveza. Eran extranjeros, de origen europeo en su mayoría, los que alquilaban estos lugares.
Asimismo, al norte del país, en Sonora y Chihuahua, se establecieron algunas de las primeras cervecerías, lo mismo que en Jalisco, las cuales eran trabajadas por productores ingleses y alemanes. Posteriormente, se abrieron más cerveceras al sur del país.
Al llevar la cerveza de un extremo a otro del territorio nacional, era necesaria una buena técnica para que se conservara en buen estado, sino se echaba a perder.
“La inestabilidad del siglo XIX no hizo posible que se fortalecieran las fábricas de cerveza. Sin embargo, a mediados de esa centuria empezó a haber una mayor demanda de esta bebida, que poco a poco fue desplazando al pulque. La cerveza también se consideraba medicinal, a los niños se les daba un traguito para tranquilizarlos por efectos del lúpulo”.
La investigadora del INAH indicó que fue hasta principios del siglo XX cuando empezaron a surgir las grandes empresas cerveceras, como Modelo, fundada por españoles en 1925, cerca del río San Joaquín para tener el agua suficiente, quienes trajeron a fabricantes extranjeros para su elaboración. Posteriormente, crearon los envases de vidrio y las corcholatas, que eran muy prácticas para destaparlos y proteger el líquido.
Esta empresa empezó a expandirse y en 1950 adquirió una fábrica de cerveza de Yucatán, que era muy productiva, pero curiosamente al adquirirla dejó de serlo. Sin embargo, siguió su crecimiento llegando a comercializar ocho marcas y fusionándose con socios mexicanos.
Poco a poco se fueron abriendo más empresas con capital nacional, como Corona que actualmente exporta a muchos países, Indio, Tecate, Cuauhtémoc, Yucateca, Moctezuma, etcétera, que se vieron favorecidas con el ferrocarril y el transporte marítimo.
María del Carmen Reyna indicó que en Toluca, Estado de México, hay un Museo de la Cerveza, perteneciente a la empresa Modelo, que conserva la maquinaria con que se producía a principios del siglo XX.
“La cerveza mexicana se vende mucho en todo el mundo y es muy apreciada. Hoy por hoy, México ocupa el décimo lugar en el consumo de cerveza, siendo los principales consumidores Alemania (que organiza durante un mes el Oktoberfest, en el que se sirven galones de esta bebida), España, Francia, República Checa, Austria, Bélgica, Reino Unido, Dinamarca y Estados Unidos, que cuenta con infinidad de fábricas”, finalizó la historiadora.
Las abejas, esos pequeños insectos alados, desempeñan un papel crucial en la agricultura y, por ende, en la supervivencia de los ecosistemas y la humanidad. Aunque frecuentemente se las asocia con la producción de miel, su contribución más importante radica en su función como polinizadoras. ¿Qué significa esto y cómo impacta la agricultura? A continuación, exploraremos el vital rol que cumplen las abejas en este campo.
La polinización: el motor de los cultivos
La polinización es el proceso mediante el cual el polen de una flor es transferido a otra, permitiendo la fertilización y el desarrollo de frutos y semillas. Este mecanismo, fundamental para la reproducción de muchas plantas, es facilitado por diversos agentes, entre ellos el viento, el agua y los animales. Las abejas, sin embargo, son las polinizadoras más eficientes y prolíficas, gracias a su fisiología y comportamiento.
A medida que las abejas recolectan néctar y polen para alimentar a sus colonias, visitan una amplia variedad de flores, transportando inadvertidamente polen de una planta a otra. Este intercambio genético no solo asegura la producción de frutos, sino que también mejora la calidad y cantidad de las cosechas.
Impacto en la agricultura global
Se estima que más del 75% de los cultivos alimentarios dependen, al menos en parte, de la polinización animal. Cultivos como almendras, manzanas, fresas, aguacates, calabazas y café son altamente dependientes de la labor de las abejas. Sin ellas, la producción de estos alimentos se reduciría drásticamente, afectando la economía agrícola y la seguridad alimentaria mundial.
En términos económicos, el valor de la polinización proporcionada por las abejas y otros polinizadores se estima en cientos de miles de millones de dólares anuales a nivel global. Este número refleja no solo el costo que implicaría reemplazar su labor, sino también la pérdida de biodiversidad y calidad de los productos alimentarios.
Amenazas a las abejas
A pesar de su importancia, las abejas enfrentan numerosas amenazas, muchas de ellas originadas por actividades humanas. El uso intensivo de pesticidas, la destrucción de hábitats naturales, el cambio climático y las enfermedades han provocado una disminución alarmante de las poblaciones de abejas en todo el mundo.
Uno de los ejemplos más preocupantes es el “Trastorno de Colapso de las Colonias” (CCD, por sus siglas en inglés), un fenómeno en el que las abejas obreras desaparecen de las colmenas, dejando atrás a la reina y unas pocas abejas inmaduras. Este problema pone en riesgo no solo a las abejas, sino también a la agricultura y la biodiversidad global.
Soluciones y acciones
Para proteger a las abejas y garantizar su contribución continua a la agricultura, es necesario adoptar medidas urgentes y efectivas. Algunas de estas acciones incluyen:
Reducir el uso de pesticidas: Optar por productos menos tóxicos y promover métodos de control biológico para minimizar el impacto en los polinizadores.
Preservar y restaurar hábitats: Crear espacios verdes y corredores biológicos que proporcionen refugio y alimento para las abejas.
Promover la apicultura sostenible: Fomentar prácticas apícolas responsables que apoyen la salud de las colonias y la diversidad de abejas.
Sensibilizar a la población: Educar a las comunidades sobre la importancia de las abejas y las formas en que pueden ayudar, como plantar flores nativas o evitar el uso excesivo de químicos en jardines.
Supervivencia y bienestar
Las abejas son mucho más que productoras de miel; son pilares fundamentales de la agricultura y la biodiversidad. Su labor incansable asegura la producción de alimentos y la estabilidad de los ecosistemas. Protegerlas no es solo un deber ético, sino una necesidad para garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras. Al trabajar juntos para preservar su existencia, también estamos cuidando nuestra propia supervivencia y bienestar.
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“Omnivore” es una serie documental de ocho episodios creada y narrada por el reconocido chef René Redzepi, estrenada en Apple TV+ el 19 de julio de 2024. La serie explora la profunda conexión entre la comida, la cultura y la humanidad, centrándose en ingredientes esenciales como el plátano, el chile, el café, el maíz, el cerdo, el arroz, la sal y el atún.
Episodios
Cada episodio se dedica a un ingrediente específico, explorando su cultivo, transformación y consumo en diversas regiones del mundo. Por ejemplo, en el episodio dedicado al atún, Redzepi visita Cádiz, España, donde colabora con el chef Ángel León para profundizar en la tradición atunera de la zona.
¿Qué dijo la critica?
La serie ha sido elogiada por su cinematografía de alta calidad y su enfoque en las historias humanas detrás de cada ingrediente. Inspirada en documentales como “Planet Earth” y en la obra de Anthony Bourdain, “Omnivore” busca educar a la audiencia sobre el origen de los alimentos y su impacto en las culturas locales.
Además de su valor educativo, “Omnivore” destaca por su compromiso con la sostenibilidad y la conservación de las tradiciones culinarias. La serie resalta los esfuerzos de comunidades y productores locales para preservar prácticas ancestrales y promover métodos de producción responsables.
Una serie que hace conciencia
En resumen, “Omnivore” ofrece una mirada profunda y visualmente impresionante a los ingredientes que forman la base de nuestra alimentación, celebrando la diversidad cultural y fomentando una mayor conciencia sobre la procedencia de los alimentos que consumimos.
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Cada 6 de enero, millones de personas en diversos países celebran la Epifanía, también conocida como el Día de Reyes, una festividad cargada de simbolismo religioso y cultural. En este día, la tradición de la rosca de reyes cobra protagonismo, reuniendo familias y comunidades en torno a este dulce típico que encierra historia, fe y alegría.
La Epifanía: Celebración de los Reyes Magos
La Epifanía conmemora la visita de los Reyes Magos al niño Jesús en Belén, según el relato bíblico del Evangelio de Mateo. Este evento simboliza la manifestación de Jesús como el Salvador para todas las naciones, representadas por Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes ofrecieron oro, incienso y mirra.
Más allá de su significado religioso, la Epifanía marca el cierre del periodo navideño y se convierte en un momento para reflexionar sobre la generosidad, la fe y la unidad familiar.
El mito refiere que temeroso de que el Mesías le arrebatara el poder, Herodes mandó asesinar a todos los bebés que tuvieran hasta dos años de edad. El día en que finalmente los Reyes Magos conocen al niño se le conoce como la Epifanía, encuentro que justamente simboliza la Rosca de Reyes.
La Rosca de Reyes: Historia y significado
La rosca de reyes tiene sus raíces en tradiciones europeas que fueron adaptadas y enriquecidas en América Latina. Su forma circular representa el amor eterno de Dios, mientras que las frutas cristalizadas que la decoran simbolizan las joyas de las coronas de los Reyes Magos.
Dentro de la rosca se esconde una pequeña figura del niño Jesús, rememorando el momento en que María y José lo ocultaron para protegerlo de Herodes. Quien encuentra esta figura al partir la rosca asume el compromiso de organizar una reunión o preparar tamales el 2 de febrero, Día de la Candelaria, creando así un ciclo de celebraciones.
Una tradición viva y comunitaria
En países como México, España y algunas regiones de América Latina, la elaboración y el disfrute de la rosca son momentos que fortalecen los lazos familiares y comunitarios. Panaderías y hogares se llenan del aroma dulce y especiado de este pan, mientras que las historias y risas fluyen al compartirlo.
Con el tiempo, la rosca de reyes ha evolucionado, incorporando nuevas versiones como las rellenas de crema, chocolate o frutas diversas, sin perder su esencia tradicional. Además, la práctica de compartir este pan sigue siendo un recordatorio de la importancia de la unidad y la solidaridad.
Reflexión de las tradiciones
La Epifanía y la tradición de la rosca de reyes nos invitan a mantener vivas nuestras raíces y a celebrar la fe, la esperanza y el amor. Cada porción compartida simboliza no solo una historia ancestral, sino también la promesa de nuevos comienzos y la alegría de estar juntos.
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