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Cultura gastronómica

Enogastronomía el arte de la buena mesa

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Aunque las formas de encontrar placer en alimentarse se han transformado con el tiempo, muchos creen que solo con la entrada del vino como componente indispensable en la mesa, se logró armonizar los sabores de la comida, surgiendo por lo tanto enogastronomía.

La alimentación es un acto natural. Está vinculada a la historia del hombre. Por consiguiente refleja su historia, su cultura y tradición, y por ende se ha ido transformando desde tiempos inmemoriales hasta la actualidad.

La evolución de esta necesidad del ser humano conllevó al nacimiento de una cocina diversificada según aderezos locales y autóctonos, con técnicas primitivas, para nada comparable con los conceptos actuales de fusión y/o globalización, que hacen irreconocibles la identidad personal de la esencia misma del hombre.

Como parte de este desarrollo, surge una disciplina que se especializa en los aspectos técnicos, artísticos y culturales de la preparación de las comidas y todo lo que se refiere a la mesa, la instrumentación, la evolución del gusto y las buenas maneras: la gastronomía.

Justamente esta perspectiva de la gastronomía aceptó con el tiempo la participación de las bebidas, destacando al vino como único producto capaz de armonizar los sabores de la comida, llamándose por lo tanto enogastronomía.

Remontándonos en la historia, importantes modelos gastronómicos antiquísimos, como el de los chinos, donde el agua y los caldos ligeros eran las bebidas tradicionales, no pueden ser definidos como enogastronómicos, así como tampoco otros, en los cuales las creencias religiosas imponen la prohibición del consumo del vino y de cualquier otra bebida alcohólica.

Más de 4 000 años atrás en Mesopotamia existía una gastronomía evolucionada. La bebida más consumida era una especie de cerveza, mientras que el vino, que venía del norte y del noroeste, era muy costoso. Solo las clases acomodadas y los sacerdotes se podían permitir ese lujo. La cocina de las cortes del imperio asirio-babilonio puede, por ende ser, considerada la primera enogastronómica del planeta.

Numerosas descripciones de comedores y recetas provenientes de textos literarios, sobre todo de la Magna Grecia, suministran muchas informaciones sobre la enogastronomía de los antiguos griegos.

El De Re Coquinaria de Apicio, escrito a finales del siglo I d.C y ampliado en el siglo IV, describe de forma precisa la gran enogastronomía romana del periodo imperial, con platos de grullas, becafigos, palomos salvajes, avestruces, flamencos y papagayos que provenían de África, Europa, Medio y Extremo Oriente.

El vino era servido durante o después de la comida por los sommelieres de la época, llamados haustatores, que dejaron un decálogo sobre las técnicas de degustación. Es por consiguiente posible hablar de una verdadera y única enogastronomía, evolucionada y refinada, que influyó grandemente en la cocina de la Edad Media baja europea y la árabe.

A través del Medioevo, el Renacimiento y el Barroco, la cocina europea evolucionó y se diferenció, llegando a crear dos grandes vertientes, la francesa y la italiana, aun consideradas dos de los grandes exponentes de la cocina mundial.

En el siglo XVI los platos del banquete seguían el orden de entrantes fríos, carnes hervidas, asados, verduras, quesos, frutas y dulces. En esa época aparece el canovaro, encargado de la conservación y gestión de los vinos en la bodega, y el bottigliere, sommelier ante litteram que escoge los vinos para el maridaje, los retira de la bodega y los prepara para el servicio en el interior de los recipientes que contenían nieve y agua.

En Francia, en la Corte de Luis XIV, se inicia el proceso que en el siguiente siglo conduciría a la definitiva transformación de los gustos y de las técnicas de la gastronomía europea.

En el siglo XVIII logra madurar el proceso iniciado en el siglo precedente. En la corte de Luis XV los nobles gastan cifras descabelladas en cocineros, se ponen a prueba detrás de los hornos y dan sus nombres a numerosas preparaciones; mientras que los intelectuales iluminados discuten acerca de la gastronomía con la seriedad con que disertan sobre filosofía, política y economía.

Esta nueva gastronomía, en la estela del primado cultural francés, se adopta en todas las cortes europeas, pero solo en Italia y parcialmente en España la influencia será decisiva en el cambio del gusto.

Entre finales de 1700 e inicios de 1800, la gastronomía francesa alcanza la máxima elegancia y creatividad, que lleva a la revolución del gusto que determinará un aligeramiento de la cocina y de los servicios. Nace también en Francia el restaurante como se conoce hoy y asume importancia la función del vino en la mesa.

Durante todo 1800 y a finales de la mitad de 1900 continua el primado de la cocina francesa que llega a su punto cumbre con el periodo de la Bella Época, a inicios del1900. Nacieron los grandes hoteles y Ritz llama a Auguste Escoffier a organizar el trabajo en la cocina que debía satisfacer a centenares de personas muy exigentes.

Todo esto conllevó a una organización que copiaba la implementación de la brigada, unidad táctica del ejército francés, además de nuevas figuras profesionales: el maître, el sommelier, el comis, el chef de cocina y el chef de rango.

Es en esta época que se difunde la costumbre de comer fuera de casa en tabernas, hosterías, posadas, cantinas y restaurantes, ambientes muy diversos por el nivel de platos, de servicio y de clientela.

La taberna se caracterizaba por un ambiente bastante desacreditado donde se sirve solo vino y a veces alguna comida fría sin ninguna pretensión. Más decorosa es la hostería, con el servicio central de vinos y una cocina que prepara también platos calientes con cierta variedad.

Con el paso del tiempo, en los restaurantes europeos se consolida un estilo basado en las recetas tradicionales, con excelentes productos del territorio, un servicio decoroso, y una propuesta de los mejores vinos.

Es en esta fase que surgen asociaciones de sommelieres con el objetivo de favorecer una mayor inserción del vino de calidad en los restaurantes, cuidando su conservación, el servicio y el maridaje con los alimentos.

Todo eso influyó en el mundo de la restauración y de la producción de vinos, estimulada por un consumidor más preparado y exigente, así como por la recuperación y valorización de los productos típicos territoriales.

Después de la eliminación de las salsas ácidas y de la separación del dulce, del salado y del ácido, el gusto de los últimos dos siglos ha continuado cambiando, influyendo también en el vino. Hasta las décadas de los años 20 y 30 el champagne era ligeramente dulce pero se utilizaban para todas las comidas y con las ostras se empleaba el Sauternes.

En las de los años 50 y 60 se prefería una cocina grasa y abundante, de prolongada cocción, junto a vinos suaves, ricos en alcohol y tendentes a lo dulce, sin dejar de mencionar la costumbre que hasta hace pocos años hacía degustar espumosos secos con postres.

La evolución del gusto ha llevado a analizar mejor las sensaciones de las comidas y los vinos y a proponer una sucesión armónica de estos para exaltar al máximo sus cualidades olfativo-gustativas. Un orden casual e improvisado del plato y del vino dañaría ambos, haciendo imposible la armonía del maridaje.

El enfoque de la enogastronomía clásica o lineal prevé la sucesión de platos y de vinos in crescendo, de los más delicados a los más estructurados, para someter las papilas gustativas a sabores poco a poco más fuertes, estimulando todas las sensaciones con las variaciones de colores, salsas, perfiles, materias primas, guarniciones y otros.

También la intensidad de los colores debe ir creciendo.

Otro principio fundamental es el de seguir la sucesión de las materias primas, no sirviendo dos veces carne blanca, rojas o de aves aunque sean elaboradas de modo distinto, así como dos salsas claras o dos oscuras, o dos pastas o dos caldos. Igualmente, los vinos deben adaptarse a estos requerimientos culinarios.

No solo es el gusto o las reglas convencionales, actualmente tradiciones, costumbres, clima, situaciones y recuerdos, pueden ser los motivos por los cuales se escoge un vino en maridaje con un plato. Y cada selección se respeta.

El vino, por ende, no solo debe suministrar las sensaciones necesarias para equilibrar las percibidas degustando la comida, sino que este debe tener una intensidad proporcional.

De la antigua Babilonia a la actualidad, mucho ha cambiado en recetas, reglas y bebidas, pero hay un principio que se mantiene invariable: solo las combinaciones de todas las sensaciones percibidas en la comida y en el vino puede crear la perfecta armonía del buen maridaje, ese que sigue siendo la razón primordial de los sommelieres, defensores fervientes de la enogastronomía.

GastroMakers es un espacio dedicado a promover la cultura gastronómica del mundo.

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Cultura gastronómica

La relevante aportación de las abejas a la agricultura

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Foto: iStockPhoto

Las abejas, esos pequeños insectos alados, desempeñan un papel crucial en la agricultura y, por ende, en la supervivencia de los ecosistemas y la humanidad. Aunque frecuentemente se las asocia con la producción de miel, su contribución más importante radica en su función como polinizadoras. ¿Qué significa esto y cómo impacta la agricultura? A continuación, exploraremos el vital rol que cumplen las abejas en este campo.

La polinización: el motor de los cultivos

La polinización es el proceso mediante el cual el polen de una flor es transferido a otra, permitiendo la fertilización y el desarrollo de frutos y semillas. Este mecanismo, fundamental para la reproducción de muchas plantas, es facilitado por diversos agentes, entre ellos el viento, el agua y los animales. Las abejas, sin embargo, son las polinizadoras más eficientes y prolíficas, gracias a su fisiología y comportamiento.

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A medida que las abejas recolectan néctar y polen para alimentar a sus colonias, visitan una amplia variedad de flores, transportando inadvertidamente polen de una planta a otra. Este intercambio genético no solo asegura la producción de frutos, sino que también mejora la calidad y cantidad de las cosechas.

Impacto en la agricultura global

Se estima que más del 75% de los cultivos alimentarios dependen, al menos en parte, de la polinización animal. Cultivos como almendras, manzanas, fresas, aguacates, calabazas y café son altamente dependientes de la labor de las abejas. Sin ellas, la producción de estos alimentos se reduciría drásticamente, afectando la economía agrícola y la seguridad alimentaria mundial.

En términos económicos, el valor de la polinización proporcionada por las abejas y otros polinizadores se estima en cientos de miles de millones de dólares anuales a nivel global. Este número refleja no solo el costo que implicaría reemplazar su labor, sino también la pérdida de biodiversidad y calidad de los productos alimentarios.

Amenazas a las abejas

A pesar de su importancia, las abejas enfrentan numerosas amenazas, muchas de ellas originadas por actividades humanas. El uso intensivo de pesticidas, la destrucción de hábitats naturales, el cambio climático y las enfermedades han provocado una disminución alarmante de las poblaciones de abejas en todo el mundo.

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Uno de los ejemplos más preocupantes es el “Trastorno de Colapso de las Colonias” (CCD, por sus siglas en inglés), un fenómeno en el que las abejas obreras desaparecen de las colmenas, dejando atrás a la reina y unas pocas abejas inmaduras. Este problema pone en riesgo no solo a las abejas, sino también a la agricultura y la biodiversidad global.

Soluciones y acciones

Para proteger a las abejas y garantizar su contribución continua a la agricultura, es necesario adoptar medidas urgentes y efectivas. Algunas de estas acciones incluyen:

  1. Reducir el uso de pesticidas: Optar por productos menos tóxicos y promover métodos de control biológico para minimizar el impacto en los polinizadores.
  2. Preservar y restaurar hábitats: Crear espacios verdes y corredores biológicos que proporcionen refugio y alimento para las abejas.
  3. Promover la apicultura sostenible: Fomentar prácticas apícolas responsables que apoyen la salud de las colonias y la diversidad de abejas.
  4. Sensibilizar a la población: Educar a las comunidades sobre la importancia de las abejas y las formas en que pueden ayudar, como plantar flores nativas o evitar el uso excesivo de químicos en jardines.

Supervivencia y bienestar

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Las abejas son mucho más que productoras de miel; son pilares fundamentales de la agricultura y la biodiversidad. Su labor incansable asegura la producción de alimentos y la estabilidad de los ecosistemas. Protegerlas no es solo un deber ético, sino una necesidad para garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras. Al trabajar juntos para preservar su existencia, también estamos cuidando nuestra propia supervivencia y bienestar.

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La serie Omnivore

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Foto: Serie Apple TV

La serie del reconocido chef René Redzepi

“Omnivore” es una serie documental de ocho episodios creada y narrada por el reconocido chef René Redzepi, estrenada en Apple TV+ el 19 de julio de 2024. La serie explora la profunda conexión entre la comida, la cultura y la humanidad, centrándose en ingredientes esenciales como el plátano, el chile, el café, el maíz, el cerdo, el arroz, la sal y el atún.

Episodios

Foto: Foto: Serie Apple TV

Cada episodio se dedica a un ingrediente específico, explorando su cultivo, transformación y consumo en diversas regiones del mundo. Por ejemplo, en el episodio dedicado al atún, Redzepi visita Cádiz, España, donde colabora con el chef Ángel León para profundizar en la tradición atunera de la zona.

¿Qué dijo la critica?

La serie ha sido elogiada por su cinematografía de alta calidad y su enfoque en las historias humanas detrás de cada ingrediente. Inspirada en documentales como “Planet Earth” y en la obra de Anthony Bourdain, “Omnivore” busca educar a la audiencia sobre el origen de los alimentos y su impacto en las culturas locales.

Foto: Foto: Serie Apple TV

Además de su valor educativo, “Omnivore” destaca por su compromiso con la sostenibilidad y la conservación de las tradiciones culinarias. La serie resalta los esfuerzos de comunidades y productores locales para preservar prácticas ancestrales y promover métodos de producción responsables.

Una serie que hace conciencia

En resumen, “Omnivore” ofrece una mirada profunda y visualmente impresionante a los ingredientes que forman la base de nuestra alimentación, celebrando la diversidad cultural y fomentando una mayor conciencia sobre la procedencia de los alimentos que consumimos.

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La epifanía y la tradición de la Rosca de Reyes

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Un vínculo de fe y sabor

Cada 6 de enero, millones de personas en diversos países celebran la Epifanía, también conocida como el Día de Reyes, una festividad cargada de simbolismo religioso y cultural. En este día, la tradición de la rosca de reyes cobra protagonismo, reuniendo familias y comunidades en torno a este dulce típico que encierra historia, fe y alegría.

La Epifanía: Celebración de los Reyes Magos

La Epifanía conmemora la visita de los Reyes Magos al niño Jesús en Belén, según el relato bíblico del Evangelio de Mateo. Este evento simboliza la manifestación de Jesús como el Salvador para todas las naciones, representadas por Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes ofrecieron oro, incienso y mirra.

Más allá de su significado religioso, la Epifanía marca el cierre del periodo navideño y se convierte en un momento para reflexionar sobre la generosidad, la fe y la unidad familiar.

El mito refiere que temeroso de que el Mesías le arrebatara el poder, Herodes mandó asesinar a todos los bebés que tuvieran hasta dos años de edad. El día en que finalmente los Reyes Magos conocen al niño se le conoce como la Epifanía, encuentro que justamente simboliza la Rosca de Reyes.

La Rosca de Reyes: Historia y significado

La rosca de reyes tiene sus raíces en tradiciones europeas que fueron adaptadas y enriquecidas en América Latina. Su forma circular representa el amor eterno de Dios, mientras que las frutas cristalizadas que la decoran simbolizan las joyas de las coronas de los Reyes Magos.

Dentro de la rosca se esconde una pequeña figura del niño Jesús, rememorando el momento en que María y José lo ocultaron para protegerlo de Herodes. Quien encuentra esta figura al partir la rosca asume el compromiso de organizar una reunión o preparar tamales el 2 de febrero, Día de la Candelaria, creando así un ciclo de celebraciones.

Una tradición viva y comunitaria

En países como México, España y algunas regiones de América Latina, la elaboración y el disfrute de la rosca son momentos que fortalecen los lazos familiares y comunitarios. Panaderías y hogares se llenan del aroma dulce y especiado de este pan, mientras que las historias y risas fluyen al compartirlo.

Con el tiempo, la rosca de reyes ha evolucionado, incorporando nuevas versiones como las rellenas de crema, chocolate o frutas diversas, sin perder su esencia tradicional. Además, la práctica de compartir este pan sigue siendo un recordatorio de la importancia de la unidad y la solidaridad.

Reflexión de las tradiciones

La Epifanía y la tradición de la rosca de reyes nos invitan a mantener vivas nuestras raíces y a celebrar la fe, la esperanza y el amor. Cada porción compartida simboliza no solo una historia ancestral, sino también la promesa de nuevos comienzos y la alegría de estar juntos.

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